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Políticas de subsidios a los ingresos

Cuarentena: emisión monetaria e impactos distributivos

 

Por Nadin Argañaraz y Néstor Grión, Economistas IARAF, Clarín, miércoles 17 de junio de 2020

La pandemia del COVID-19 está teniendo un fuerte impacto en la economía y en el bienestar de los habitantes de muchos países del mundo. Para favorecer el distanciamiento social y reducir los costos de salud, los gobiernos han implementado medidas restrictivas en la producción, situación que denominaremos cuarentena en esta columna de opinión.

La cuarentena está afectando de manera desigual a los distintos sectores productivos, con sus consecuentes efectos sobre el empleo y los ingresos de los trabajadores. Por esta razón, los estados también están implementando políticas compensatorias, buscando mantener un nivel mínimo de liquidez en empresas y familias.

En un contexto en el que la recaudación de impuestos cae, estas políticas requieren de mucho financiamiento. En Argentina, la emisión de pesos sin respaldo por parte del BCRA es la única fuente disponible.

Esta situación lleva a que muchos argentinos nos formulemos las siguientes preguntas:

¿Por qué es necesario recurrir a la emisión de pesos?

¿Qué riesgos inflacionarios tienen las diferentes políticas alternativas que puede aplicar el gobierno?

¿Qué impacto distributivo generan?

El objetivo de este trabajo es, precisamente, dar algunas respuestas a estas preguntas.

 

Racionalidad de la cuarentena

El modelo analítico que desarrollamos, parte del hecho que ante la pandemia el gobierno permite ciertas actividades y limita otras. Por simplicidad, las denominaremos esenciales y no esenciales.

No se pretende evaluar si determinada cuarentena es eficiente o no. El objetivo es explicar la racionalidad de una política de cuarentena como solución a un problema de coordinación. Este problema existe incluso si se considera solo el factor económico, que es lo que haremos por simplicidad. En efecto, se supone que la cuarentena se implementa de manera eficiente. Pero para que eso también sea justo, se considera que el gobierno implementa compensaciones, al estilo del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) y el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) implementados por el gobierno argentino.

El modelo con el que trabajamos representa una economía compuesta por un sector público y un sector privado, siendo el trabajo el único factor productivo. La participación de la producción pública es del 30% y en ambos sectores se supone que el 50% de la producción es considerada esencial (el otro 50% es obviamente no esencial).

Cada mes el sector privado vende su producción a los trabajadores, incluyendo en el precio el impuesto al consumo (IVA) que fija el gobierno. Durante el mes las empresas acumulan el dinero de las ventas y a fin de mes transfieren el impuesto cobrado al gobierno y el resto lo destinan al pago de salarios que los trabajadores podrán utilizar al mes siguiente. Por su parte, el sector público se financia con la recaudación del impuesto mencionado previamente y con emisión. Estos recursos los destina al pago de salarios de los trabajadores públicos y a otorgar transferencias a los trabajadores privados. En la situación pre-pandemia el sector público tiene equilibrio fiscal y no emite moneda.

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