El sistema tributario en el capítulo inversiones financieras beneficia a las colocaciones en el exterior
Las finanzas no entienden de romanticismo
La divergencia del tratamiento tributario castiga gravemente las inversiones realizadas en el país en favor de las inversiones en el extranjero. No basta con que se promueva invertir en Argentina cuando se premia tributariamente a aquellos que lo hace en economías del exterior
Los reiterados intentos de los diversos gobiernos de desdolarizar la economía han resultado infructuosos a lo largo del tiempo. El peso es percibido como una moneda transaccional a diferencia de ciertas divisas extranjeras que se utilizan como resguardo de valor (dólar estadounidense, franco suizo, euro, yen), ergo, como unidad de ahorro.
En Argentina particularmente, no sólo se ahorra en dólares, sino que se los retira de circulación de la economía, “guardándolos en un colchón” o enviándolos al exterior. Los antecedentes del sistema bancario local han contribuido a reforzarlo, al mismo tiempo que pareciese disminuir la percepción social de riesgo cuando se tiene la posesión física de los billetes o cuando se encuentran depositados en otros países.
Esta situación no deseada para la economía local ha tratado de ser revertida apelando a elementos emotivos tales como el patriotismo, comerciales como “compre argentino”. Sin embargo, las finanzas no entienden de romanticismo, y van en busca de aquellos territorios que brinden mayores rendimientos. En tal sentido, los tributos son un elemento importante a los efectos de determinar la rentabilidad netas de las inversiones. Pero, paradójicamente, la normativa tributaria argentina lejos de fomentar la inversión local, fomenta la compra de divisas así como las inversiones en el exterior.
Al respecto, como ejemplo, basta citar que en el caso de personas humanas, la constitución de un plazo fijo en pesos tributa el 5 por ciento de Impuesto a las Ganancias, calculado sobre los intereses nominales. Esto es así inclusive si, en la realidad, la inflación ha sido superior a la tasa de interés y el resultado real ha sido una pérdida. Por el contrario, si esa misma persona compra dólares, en oportunidad de la venta no se encuentra alcanzado por el impuesto, aunque en la mayoría de las casos se obtengan ganancias reales si se lo compara con la inflación.