Cada vez vamos conociendo más acerca de los territorios que conforman una de las regiones más exóticas y desconocidas –al menos para quienes vivimos en el Sur– de nuestro continente: la subregión Caribe. Pero no por sus paradisíacas playas y atractivos turísticos, sino porque muchas de sus islas son mencionadas en cada nueva revelación que sale a la luz como parte de las investigaciones del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), que viene trabajando en la recopilación y análisis de las filtraciones más importantes de los últimos tiempos sobre cuestiones fiscales y tributarias.
Ya no resulta sorprendente escuchar que Panamá, Aruba, Islas Caimán o Bermudas hayan sido paradas obligatorias de aquellos que han querido burlar a las leyes de sus países y encontraron el refugio perfecto para acumular la riqueza obtenida por medios lícitos o ilícitos; aunque, por el simple hecho de recurrir al secretismo y a la opacidad que ofrecen, esos regímenes generan dudas sobre el origen del dinero.
Según ICJ, los destinos favoritos de los evasores y delincuentes son Bahamas, Islas Vírgenes Británicas, Malta, Saint Kitts and Nevis y Aruba, a los cuales se suman jurisdicciones como Panamá, Bermudas, Trinidad y Tobago y las Islas Caimán, donde resulta bastante expeditivo crear sociedades offshore con la intención de ocultar activos y simular operaciones ficticias que permitan eludir el pago de impuestos, lavar dinero y facilitar la canalización de pagos de sobornos.
Muchos de esos territorios están involucrados en los escándalos de corrupción que han sacudido recientemente la región latinoamericana, ya sea porque son usados para esconder el dinero en cuentas pertenecientes a la banca internacional, apéndice de los grandes centros financieros globales, o porque se mantiene en reserva la información comercial y societaria sobre aquellas empresas creadas a modo de “fachada”, con la finalidad de que no se sepa quiénes son los verdaderos dueños, lo cual es particularmente útil para aquellos funcionarios corruptos que no quieren ser detectados.
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