Instituto de Estudios de las Finanzas Públicas Americanas

  • La Fed refuerza dominio de grandes bancos de EE.UU.

La Fed refuerza dominio de grandes bancos de EE.UU. frente al mundo

 

Después de haber saneado sus cuentas, las entidades financieras estadounidenses están mejor preparadas para aprovechar la coyuntura

por Martín Burbridge, El Cronista, Lunes 19 de Junio de 2017

 

Para los grandes grupos bancarios de EE.UU., la actual coyuntura suena a una dulce revancha. Porque después de haberse tenido que poner de rodillas hace casi una década atrás (la burbuja especulativa subprime estalló en agosto de 2017), hoy están mucho más sólidos que sus competidores del resto del mundo. Algo que se comprueba mucho más ahora, tras el nuevo anuncio de suba de la tasa de interés de referencia por parte de la Reserva Federal.

No hace falta hacer demasiada memoria para recordar el infierno que tuvo que atravesar el sector bancario estadounidense a partir del año 2008, cuando parecía que la tierra se abría bajo los pies de todo el sistema financiero. Tras la desaparición de dos grandes entidades como Bear Stears (salvado in extremis gracias a su compra por parte del JPMorgan) y Lehman Brothers, y las estrepitosas caídas en bolsa de los demás grandes bancos (la acción del Citigroup llegó a cotizar por debajo de u$s1, con un derrumbe superior al 85% de su valor en un año), la situación comenzó a revertirse de a poco gracias a los planes de rescate masivos por parte del gobierno de Barack Obama.

Pero también pesó (y mucho) la aprobación de nuevas regulaciones más severas para contener el riesgo bancario (como la ley Dodd-Frank) y evitar una nueva burbuja especulativa como la que había provocado el estallido. Es que hay que reconocer que, como si se estuviera cumpliendo la famosa profecía de Vladímir Lenin, el capitalismo bancario de EE.UU. se estaba ahorcando con la misma soga que había fabricado. Porque la crisis subprime fue responsabilidad de la especulación desmedida provocada por los mismos bancos (y buena parte de sus estafas), amparados por una legislación que se volvió mucho más laxa después de la anterior crisis financiera de 2000, cuando se derrumbó el sector tecnológico.

Fue así que las entidades financieras se vieron obligadas a hacer un fuerte ajuste en sus balances (para deshacerse de los activos tóxicos que habían acumulado y mejorar sus niveles de solvencia), pero también en sus estructuras, para poder ser más competitivos frente al nuevo escenario del mercado. Del famoso (e histórico) "too big to fail" ("demasiado grande para caer"), se pasó a uno más racional de "smaller, less costly and less risky" ("más chico, menos costoso y menos riesgoso").

Porque dentro de un contexto en el que, hasta diciembre de 2015, la Fed mantuvo su tasa de interés en 0,25% (lo que técnicamente equivale a cero), la ganancia de los bancos requería de hacer este fuerte ajuste: el negocio bancario tradicional no es posible cuando nadie gana prestando dinero a tasas tan bajas. Así que como si se tratara de una teoría darwiniana del sistema bancario, las entidades más aptas fueron en definitiva las que lograron sobrevivir, y encima en condiciones de fortaleza mucho mayores.

Bancos vienen marchando
Mientras tanto en la Unión Europea (el otro gran bloque financiero a nivel mundial), el sector bancario no logra salir aún del pantano en el que se encuentra desde el inicio de la crisis subprime. Con menores reflejos que en EE.UU. y con una burocracia europea más intervencionista, la economía comunitaria no encuentra el rumbo para retomar la senda de crecimiento, por lo que sus bancos siguen sin recuperar el terreno perdido frente a sus competidores de EE.UU.

Por otra parte, si se tiene en cuenta que la economía japonesa tampoco se recuperó de su histórica deflación que ya lleva más de dos décadas (recién ahora parecen estar dando sus frutos las medidas de estímulo aplicadas por el gobierno), y que el sector financiero chino está muy preocupado por el riesgo de estallido de su burbuja especulativa, queda claro que el terreno está allanado para que los bancos estadounidenses sigan creciendo con fuerza. Y para confirmarlo, un reciente estudio de la agencia calificadora Moody’s sostiene que EE.UU. será la única región del mundo en donde los bancos verán crecer la rentabilidad de sus activos durante los próximos meses. ¿El principal motivo? La actual política monetaria contractiva de la Fed.La Reserva también ayuda
Esto se explica por la particular estructura de los balances de las entidades estadounidenses. Según Moody’s, por el lado del pasivo, solo un 29% del refinanciamiento de los bancos depende de fuentes cuyo costo varía con las tasas de interés. Las mayores entidades se financian bastante poco en los mercados y mucho más a través de los depósitos bancarios, que hoy pagan tasas realmente bajas. Por lo que el ajuste de la Fed los afecta bastante poco.

En cambio, por el otro lado del balance es completamente distinto: un 76% de los activos en manos de las entidades varía según las tasas (los créditos a tasa variable pesan de manera muy significativa en EE.UU). Así que una suba de tasas genera una explosión de los ingresos bancarios, mientras que sus costos se mantienen bajo control.

De esta forma, los bancos recuperan de a poco la estructura de su negocio tradicional, muy afectada tras la crisis subprime. Tendencia que seguirá en la medida en que la Fed siga con esta política contractiva. Esto es algo que sus colegas del resto del mundo miran con envidia. Y ni qué hablar si el presidente Donald Trump finalmente cumple con su promesa de campaña de desarmar las regulaciones financieras impuestas tras la crisis: "Vamos a dar de baja una gran parte de la ley Dodd-Frank porque, francamente, hay tanta gente, amigos míos, que tienen empresas y que no pueden tomar prestado. Los bancos no les dejan tomar crédito a causa de la Dodd-Frank", afirmó. Ahí sí que volvería el festival para los bancos estadounidenses.

Últimas Noticias

El deudor tributario contumaz

Este instituto creado por la Receita Federal de Brasil incrementaría la percepción de riesgo además de favorecer la libre competencia de los agentes económicos